Una selección de los mejores vinos de Azpilicueta, el sumiller Xabier Gorostiza Estrada y un grupo de lectores de XLSemanal se dieron cita para compartir una experiencia única e inolvidable
Laura Fortuño
26 septiembre, 2022 – 10:38
La vista es el primer sentido que se activa. Se debe fijar en detalles como el color, el brillo, el ribete y la limpidez. Después llega el turno del olfato, que da las pistas definitivas de lo que nos vamos a encontrar en boca, valorando su aroma e intensidad. Entonces da paso a la fase gustativa, la más importante de la cata, por ser la que nos deja ese recuerdo final.
Una cata de vinos es un momento único que enciende el instinto a través de los cinco sentidos. Una experiencia gratificante que permite descubrir nuevos aromas y sabores hasta viajar con el paladar hasta los paisajes de viñedos que decoran nuestra península. Por eso Azpilicueta, bodega con vinos de excelente calidad al alcance de todos los consumidores, ha invitado a un afortunado grupo de lectores de XLSemanal a degustar una selección de sus mejores vinos de la mano de Xabier Gorostiza Estrada, sumiller y embajador de la marca: «El vino solo tiene un objetivo, que es que pasemos un buen rato». Es lo primero que quiso recalcar Xabier Gorostiza antes de la cata. Y sin duda se consiguió en la degustación de Azpilicueta, como demuestra la alegría con la que Natalia Torres, una de las participantes, quiso destacar lo mucho que le había gustado esta experiencia: «Para mí beber vino es disfrutar en familia o con amigos. Y lo de hoy ha sido inolvidable», añadió antes de proponer un último brindis a modo de despedida.
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EXPERTOS SÍ… PERO EN PASAR UN RATO AMENO
“Tenemos que encontrar ese vino que nos dé placer, que nos permita vivir un momento especial acompañado de nuestros amigos”, Xabier Gorostiza Estrada, sumiller.
No se trataba de contar con profesionales del vino entre los asistentes a la cata. Daba igual si era la primera vez que asistían a una o si eran reincidentes. Y eso se palpaba en el ambiente relajado de la mesa, en el agradable y constante intercambio de palabras, porque como dicen los entendidos, “el vino no se bebe, se conversa”. Por eso durante la cata Gorostiza quiso romper con el tinte elitista que parece envolver al vino de un tiempo a esta parte e invitó a perderle el miedo dejándose guiar por el instinto. Y es que qué mejor criterio que nuestro propio instinto a la hora de elegir un vino con el que disfrutar de un momento agradable.
«Es verdad que el mayor conocimiento nos va a posibilitar que tengamos una experiencia ampliada del mismo vino», aseguró el sumiller, quien enseguida tranquilizó a los catadores: «Pero tenemos que afrontarlo de manera relajada, sin buscar interpretar excesivos matices, elaboraciones u orígenes, sino que simplemente encontremos ese vino que nos dé placer, que nos guste, que nos permita vivir un momento especial, acompañado de comida y de amigos».
Gorostiza compartió algunas ideas que nos pueden servir si queremos obtener un maridaje perfecto: «Hay dos elementos desde el punto de vista gastronómico que son importantes: por un lado, la nota salada, que es el elemento que hace el vino más amable en boca, y por otro lado, el elemento cítrico: cualquier plato que lleve un aderezo o aliño algo cítrico también va a hacer que el vino resulte más refrescante y afrutado».
Y tras una cata en la que se invitó a degustar cinco referencias, tres vinos de autor y dos crianzas especiales, despertando la curiosidad por el mundo del vino, los lectores de XLSemanal salieron del local con más conocimientos de los que habían entrado: Gorostiza explicó a qué temperatura servir un vino, las principales variedades de uva de nuestro país o las claves básicas para triunfar eligiendo un vino. Pero sobre todo, salieron más felices. «Para mí tomar una copa de vino es un momento para compartir», concluyó Eduardo Loyola, uno de los asistentes a la cata, quien disfrutó especialmente con el Azpilicueta Colección Privada Rosado porque no lo conocía y sus matices le resultaron muy agradable. Y es que precisamente eso es lo mejor de las catas: atreverse a llenar nuestras copas de nuevas experiencias.