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Hay muchos vinos en el mercado, por eso se hace tan complicado elegir uno. ¿Cómo podemos saber que es un buen vino? ¿Hay alguna manera de medir su calidad? 

Afortunadamente sí, hay unos tips para saber la calidad del vino y en Bodega Pedaton  te los vamos a contar, para que la próxima vez que pruebes un buen vino lo identifiques. 

De qué depende la calidad del vino 

Aunque el vino atraviesa muchas fases para convertirse en la bebida que conocemos, la calidad del mismo la determina en gran medida la uva de la que proviene. 

De hecho, esto no es de extrañar, ya que la materia prima del vino es la uva, por eso se cuida mucho la maduración de este fruto, así como las condiciones que pueden afectarlo como la temperatura, la edad de la vid, la humedad del suelo y si estas encajan con el tipo de uva que es. 

8 claves para saber si estamos ante un buen vino  

Los vinos, al igual que las buenas comidas, tienen una serie de características con las que podemos medir su calidad. Si quieres saber la calidad del vino que compraste, abre la botella, vierte un poco de vino en la copa y presta atención a:  

1. El color 

Un buen vino debe tener el color que le corresponde, si no significa que hay problema. Cabe destacar que el color variará en función de si la uva de la que procede tiene una piel más fina o más gruesa, del clima dónde se cultivó, la altitud, la exposición a los rayos ultravioleta. Por ejemplo, una garnacha  tiene una tonalidad intensa.  

En general el color también varía según su envejecimiento. En este sentido, los vinos blancos jóvenes tienen un color más pálido o amarillo pajizo frente a los de reserva que tienen un color más dorado. En el caso de los tintos, se vuelven más apagados y de color claro hasta la tonalidad caoba. 

Los posos 

Al contrario de lo que se piensa, los posos son más una ventaja que una carencia. Indican la calidad del vino, ya que se puede intuir que ha sido tratado y almacenado en botella de forma correcta.  

Estos posos son consecuencia de lo que se conoce como bitartratos, una sal que se precipita y se reúne en el fondo de la botella. Por eso, es señal de una buena conservación y añejamiento. 

3. Aromas primarios 

Cuando hablamos de aromas, nos referimos a todos esas sensaciones olfativas placenteras que derivan de la creación del vino. Un buen vino revela sus aromas primarios nada más servirse en la copa, los cuales provienen de la tierra donde se cultivó y la uva que fue su materia prima, y se revelan con matices frutales, florales, minerales o terrosos. 

4. Olor y sabor a madera 

Un buen vino no huele a madera. Así de simple. El olor o a madera vieja significan que el vino ha madurado en barricas viejas que debieron ser remplazadas hace tiempo, o cuyos poros se obstruyeron por las partículas que están en el mosto antes de la filtración.  

Tanto si el sabor o el olor es a madera vieja o nueva, no es una buena señal, ya que las barricas tienen que aportar matices al vino, no ocultarlos.  

5. Equilibrio  

La calidad del vino se mide por su equilibrio. Si todos sus elementos se sienten sin que ninguno predomine, vamos por buen camino. Cuando hablamos de equilibrio nos referimos a la acidez, los matices y el alcohol. 

6. Taninos y alcohol 

Al igual que el punto anterior, ambos deben ser moderados para generar la sensación de placer. En el caso de los taninostienen que secarnos la boca y con el alcohol debemos sentir una sensación parecida al picante, ya que afecta a los mismos nervios. Si nos encontramos con esto, estamos ante un buen vino. 

7. Profundidad y complejidad  

Un buen vino es el que tiene personalidad. Cuando oímos esto nos podemos llegar a confundir, no obstante, es muy sencillo, un buen vino es aquel que tiene “capas”. O lo que es lo mismo, el que conforme va entrando en boca revela nuevos matices y sabores. El que con cada sorbo sorprende por su complejidad. 

Ese es un buen vino. 

8. Persistencia 

Finalmente, sabremos que estamos ante un buen vino si perdura en boca, y esto significa que sus sabores y matices se pueden sentir tiempo después de haber ingerido la última copa. 

De hecho, es una relación directa: a mayor persistencia mayor calidad. Si aguanta diez segundos en boca es un buen vino, si sube a más de veinte segundos es excelente.